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La creciente inversión en inteligencia artificial (IA) está generando preocupaciones sobre su impacto en la economía global, especialmente en Estados Unidos, donde se estima que el sector representa más del 50% del PIB.

La creciente inversión en inteligencia artificial (IA) está generando preocupaciones sobre su impacto en la economía global, especialmente en Estados Unidos, donde se estima que el sector representa más del 50% del PIB.

A pesar de ser considerado un motor de crecimiento, la dependencia de la IA conlleva riesgos económicos significativos, incluyendo un potencial desplome en las valoraciones del sector que podría llevar a una recesión en 2026. La situación actual revela una economía en forma de K, donde los hogares con altos ingresos prosperan mientras que la mayoría enfrenta dificultades económicas.

La creciente inversión en inteligencia artificial (IA) está generando preocupaciones sobre su impacto en la economía global, especialmente en Estados Unidos, donde se estima que el sector representa más del 50% del PIB.

A pesar de ser considerado un motor de crecimiento, la dependencia de la IA conlleva riesgos económicos significativos, incluyendo un potencial desplome en las valoraciones del sector que podría llevar a una recesión en 2026. La situación actual revela una economía en forma de K, donde los hogares con altos ingresos prosperan mientras que la mayoría enfrenta dificultades económicas.

El financiamiento mediante deuda ha llevado a que muchas empresas en el sector de IA, como OpenAI, realicen compromisos financieros basados en proyecciones de éxito futuro. Sin embargo, a pesar de las estimaciones optimistas, investigaciones indican que muchos proyectos de IA no son rentables ni generan ahorros notables, lo que aumenta la vulnerabilidad del sector.

La creciente inversión en inteligencia artificial (IA) está generando preocupaciones sobre su impacto en la economía global, especialmente en Estados Unidos, donde se estima que el sector representa más del 50% del PIB.

A pesar de ser considerado un motor de crecimiento, la dependencia de la IA conlleva riesgos económicos significativos, incluyendo un potencial desplome en las valoraciones del sector que podría llevar a una recesión en 2026. La situación actual revela una economía en forma de K, donde los hogares con altos ingresos prosperan mientras que la mayoría enfrenta dificultades económicas.

El financiamiento mediante deuda ha llevado a que muchas empresas en el sector de IA, como OpenAI, realicen compromisos financieros basados en proyecciones de éxito futuro. Sin embargo, a pesar de las estimaciones optimistas, investigaciones indican que muchos proyectos de IA no son rentables ni generan ahorros notables, lo que aumenta la vulnerabilidad del sector.

Datos de la Reserva Federal muestran que la desigualdad en el consumo se ha acentuado, lo que podría debilitar la confianza del consumidor ante un posible desplome en las valoraciones de la IA. Además, la OCDE y el FMI han advertido sobre las expectativas infladas de retorno de inversión en este campo, lo que representa un riesgo considerable para la economía global y podría resultar en la pérdida de billones en riqueza.

La creciente inversión en inteligencia artificial (IA) está generando preocupaciones sobre su impacto en la economía global, especialmente en Estados Unidos, donde se estima que el sector representa más del 50% del PIB.

A pesar de ser considerado un motor de crecimiento, la dependencia de la IA conlleva riesgos económicos significativos, incluyendo un potencial desplome en las valoraciones del sector que podría llevar a una recesión en 2026. La situación actual revela una economía en forma de K, donde los hogares con altos ingresos prosperan mientras que la mayoría enfrenta dificultades económicas.

El financiamiento mediante deuda ha llevado a que muchas empresas en el sector de IA, como OpenAI, realicen compromisos financieros basados en proyecciones de éxito futuro. Sin embargo, a pesar de las estimaciones optimistas, investigaciones indican que muchos proyectos de IA no son rentables ni generan ahorros notables, lo que aumenta la vulnerabilidad del sector.

Datos de la Reserva Federal muestran que la desigualdad en el consumo se ha acentuado, lo que podría debilitar la confianza del consumidor ante un posible desplome en las valoraciones de la IA. Además, la OCDE y el FMI han advertido sobre las expectativas infladas de retorno de inversión en este campo, lo que representa un riesgo considerable para la economía global y podría resultar en la pérdida de billones en riqueza.

Microsoft ha comenzado a ajustar sus expectativas de ventas relacionadas con la IA, indicando un clima de incertidumbre y la necesidad de un enfoque más cauteloso en futuras inversiones en este sector.