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La industria de defensa española enfrenta una crisis por el veto del gobierno a la tecnología israelí, lo que afecta planes de compra de armamento por 2.000 millones de euros.
La industria de defensa española enfrenta una crisis por el veto del gobierno a la tecnología israelí, lo que afecta planes de compra de armamento por 2.000 millones de euros.
Este veto impacta contratos significativos como el sistema lanzacohetes Silam y el Sistema Conjunto de Radio Táctica, ambos esenciales para las capacidades bélicas del país. La dependencia de tecnología israelí complica no solo la adquisición de nuevos sistemas, sino también la necesidad de hallarle un reemplazo adecuado, lo que podría dilatar más la modernización de las Fuerzas Armadas.
La industria de defensa española enfrenta una crisis por el veto del gobierno a la tecnología israelí, lo que afecta planes de compra de armamento por 2.000 millones de euros.
Este veto impacta contratos significativos como el sistema lanzacohetes Silam y el Sistema Conjunto de Radio Táctica, ambos esenciales para las capacidades bélicas del país. La dependencia de tecnología israelí complica no solo la adquisición de nuevos sistemas, sino también la necesidad de hallarle un reemplazo adecuado, lo que podría dilatar más la modernización de las Fuerzas Armadas.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha afirmado que las capacidades de las Fuerzas Armadas no se verán comprometidas a pesar de la complejidad del proceso de desconexión de esta tecnología. Sin embargo, esto implica que la adaptación requerirá tiempo y recursos substanciales, lo que podría afectar la operatividad a corto plazo.
La industria de defensa española enfrenta una crisis por el veto del gobierno a la tecnología israelí, lo que afecta planes de compra de armamento por 2.000 millones de euros.
Este veto impacta contratos significativos como el sistema lanzacohetes Silam y el Sistema Conjunto de Radio Táctica, ambos esenciales para las capacidades bélicas del país. La dependencia de tecnología israelí complica no solo la adquisición de nuevos sistemas, sino también la necesidad de hallarle un reemplazo adecuado, lo que podría dilatar más la modernización de las Fuerzas Armadas.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha afirmado que las capacidades de las Fuerzas Armadas no se verán comprometidas a pesar de la complejidad del proceso de desconexión de esta tecnología. Sin embargo, esto implica que la adaptación requerirá tiempo y recursos substanciales, lo que podría afectar la operatividad a corto plazo.
Se anticipa que el consejo de ministros abordará una normativa relevante en su próxima sesión, lo que podría ofrecer detalles sobre cómo el gobierno planea manejar las repercusiones del veto y asegurar la continuación de los programas de defensa sin depender de tecnología israelí.
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