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Dominique Pélicot es condenado a 20 años por abusar de su exesposa.
Dominique Pélicot fue condenado a 20 años por drogar y violar a su exesposa. Su hija, Caroline, habla del impacto devastador en su vida y se dedica a concienciar sobre el abuso sexual infantil.
Dominique Pélicot fue condenado a 20 años por abusar de su exesposa Gisèle durante una década. Su hija Caroline, tras conocer los abusos, describe un impacto devastador en su vida y califica a su padre como un “hombre peligroso”. Caroline escribió un libro sobre su experiencia y se dedica a concienciar sobre abuso sexual infantil.
Dominique Pélicot fue condenado a 20 años de prisión por drogar y violar a su exesposa Gisèle, con la complicidad de más de 50 hombres durante una década. Su hija, Caroline Darian, describió el profundo impacto emocional que esto tuvo en su vida, comparándolo con un “terremoto” tras enterarse de los abusos. Afirma que su padre, de 72 años, debería morir en prisión y lo considera un “hombre peligroso”. La familia se mudó al sur de Francia para ayudar a Gisèle y lidiar con la realidad de que Dominique es un depredador sexual. Caroline también ha escrito un libro titulado “Y dejé de llamarte papá” para documentar el sufrimiento de la familia y concienciar sobre la sumisión química y el abuso sexual infantil. Ahora se compromete con las víctimas invisibles del abuso, reconociendo a su padre como un criminal en lugar del hombre que una vez conoció.
En diciembre, Dominique Pélicot fue condenado a 20 años de prisión por drogar y violar a su exmujer, Gisèle, con la ayuda de más de 50 hombres durante una década. Su hija, Caroline Darian, relató a la BBC el devastador impacto que tuvo el conocimiento de estos abusos en su vida. Gisèle le reveló en noviembre de 2020 que Pélicot había estado sometiéndola a esta tortura durante años, lo que provocó en Caroline una reacción emocional descrita como un “terremoto”.
Tras la condena, Caroline afirmó que su padre, de 72 años, “debería morir en prisión” y lo considera un “hombre peligroso”. La familia se mudó al sur de Francia para apoyar a Gisèle en este difícil proceso y hacer frente a la idea de que Dominique era uno de los peores depredadores sexuales recientes.
Además, Caroline enfrentó nuevas revelaciones cuando la Policía le mostró dos fotos de Gisèle inconsciente, intensificando su crisis personal. Su vida cambió drásticamente tras el escándalo; Caroline escribió un libro titulado “Y dejé de llamarte papá”, documentando el sufrimiento de su familia y las consecuencias del caso. Ella también se dedica a concienciar sobre la sumisión química y educar contra el abuso sexual infantil. Al mirar atrás, ya no reconoce al padre que pensaba conocer, sino al criminal que es. Caroline reafirma su identidad llamándolo por su nombre y se compromete con las víctimas invisibles del abuso.
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