La vida de los menores migrantes diez años después de salir de sus hogares: “Hoy puedo decir que no dependo de nadie”

Bamba, un joven migrante de Guinea Conakry, ha superado grandes desafíos desde su llegada a Catalunya en 2018 como menor no acompañado, alcanzando la independencia al vivir solo y trabajar en un restaurante en Barcelona.

Su camino a España fue complicado, pero su perseverancia le permitió conseguir un trabajo indefinido. La historia de Keita, quien también ha recibido apoyo del sistema catalán, refleja dificultades similares en la búsqueda de empleo y vivienda, aunque ambos han logrado establecerse gracias a la resiliencia y ayudas sociales.

Este tipo de historias son comunes entre jóvenes migrantes que al cumplir 18 años enfrentan nuevos retos tras abandonar los centros de acogida, especialmente en comunidades donde las ayudas son limitadas o faltan, mostrando una urgente necesidad de mejorar las políticas de apoyo a menores extutelados.

A pesar de los retos, Bamba mantiene la esperanza de regresar a Guinea y reunirse con su familia, sintiéndose fortalecido por las dificultades superadas, lo que resalta el impacto positivo de la experiencia vivida en su vida.

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