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La autovía 101 en California, conocida como la carretera de las drogas, conecta zonas de producción de marihuana y atrae anualmente a unas 150,000 personas que trabajan en la cosecha de cannabis.
La autovía 101 en California, conocida como la carretera de las drogas, conecta zonas de producción de marihuana y atrae anualmente a unas 150,000 personas que trabajan en la cosecha de cannabis.
Este cultivo representa el 60% del consumo de marihuana en Estados Unidos, y muchos temporeros abarcan diversas profesiones con el objetivo de cubrir gastos de vida, como alquileres y educación. Sin embargo, el entorno laboral es peligroso, con testimonios de trabajadores que han sido testigos de violencia en las granjas, complicando aún más su situación.
La autovía 101 en California, conocida como la carretera de las drogas, conecta zonas de producción de marihuana y atrae anualmente a unas 150,000 personas que trabajan en la cosecha de cannabis.
Este cultivo representa el 60% del consumo de marihuana en Estados Unidos, y muchos temporeros abarcan diversas profesiones con el objetivo de cubrir gastos de vida, como alquileres y educación. Sin embargo, el entorno laboral es peligroso, con testimonios de trabajadores que han sido testigos de violencia en las granjas, complicando aún más su situación.
La legalización del cannabis ha transformado la economía local, poniendo en competencia a pequeños agricultores contra grandes empresas, lo que genera tensiones y dificultades debido a impuestos elevados y prácticas desleales. Muchos cultivadores se agrupan en cooperativas para resistir a un mercado cada vez más saturado y lidiar con los problemas asociados al narcotráfico.
La autovía 101 en California, conocida como la carretera de las drogas, conecta zonas de producción de marihuana y atrae anualmente a unas 150,000 personas que trabajan en la cosecha de cannabis.
Este cultivo representa el 60% del consumo de marihuana en Estados Unidos, y muchos temporeros abarcan diversas profesiones con el objetivo de cubrir gastos de vida, como alquileres y educación. Sin embargo, el entorno laboral es peligroso, con testimonios de trabajadores que han sido testigos de violencia en las granjas, complicando aún más su situación.
La legalización del cannabis ha transformado la economía local, poniendo en competencia a pequeños agricultores contra grandes empresas, lo que genera tensiones y dificultades debido a impuestos elevados y prácticas desleales. Muchos cultivadores se agrupan en cooperativas para resistir a un mercado cada vez más saturado y lidiar con los problemas asociados al narcotráfico.
Los temporeros, a menudo sin documentos, enfrentan condiciones de vida precarias y una vulnerabilidad extrema ante riesgos laborales y personales. Las dinámicas competitivas en las granjas generan situaciones peligrosas, y muchos de estos trabajadores provenientes de Europa y América Latina no siempre reciben los pagos prometidos, lo que les deja con sueños frustrados a su regreso.
La autovía 101 en California, conocida como la carretera de las drogas, conecta zonas de producción de marihuana y atrae anualmente a unas 150,000 personas que trabajan en la cosecha de cannabis.
Este cultivo representa el 60% del consumo de marihuana en Estados Unidos, y muchos temporeros abarcan diversas profesiones con el objetivo de cubrir gastos de vida, como alquileres y educación. Sin embargo, el entorno laboral es peligroso, con testimonios de trabajadores que han sido testigos de violencia en las granjas, complicando aún más su situación.
La legalización del cannabis ha transformado la economía local, poniendo en competencia a pequeños agricultores contra grandes empresas, lo que genera tensiones y dificultades debido a impuestos elevados y prácticas desleales. Muchos cultivadores se agrupan en cooperativas para resistir a un mercado cada vez más saturado y lidiar con los problemas asociados al narcotráfico.
Los temporeros, a menudo sin documentos, enfrentan condiciones de vida precarias y una vulnerabilidad extrema ante riesgos laborales y personales. Las dinámicas competitivas en las granjas generan situaciones peligrosas, y muchos de estos trabajadores provenientes de Europa y América Latina no siempre reciben los pagos prometidos, lo que les deja con sueños frustrados a su regreso.
Algunos temporeros, como Redondo y Unai, se encuentran atrapados en el ciclo del trabajo estacional, mientras que otros buscan nuevas oportunidades en el sector cannábico de sus países de origen. Para muchos, como Isabel, los constantes peligros y la falta de satisfacción profesional hacen que decidan alejarse de este estilo de vida y del sueño americano que parecía tan cercano.
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