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El presidente Donald Trump ha adoptado un enfoque autoritario en su gobierno, proponiendo medidas que han generado preocupación por la erosión de los principios democráticos en Estados Unidos.

El presidente Donald Trump ha adoptado un enfoque autoritario en su gobierno, proponiendo medidas que han generado preocupación por la erosión de los principios democráticos en Estados Unidos.

Entre sus recientes propuestas se incluye la reinstauración de la pena de muerte para homicidas en Washington, argumentando que sería un “fuerte disuasivo” ante una crisis de criminalidad, a pesar de que las estadísticas oficiales indican que el crimen está en sus niveles más bajos en tres décadas. Esta medida ha provocado un intenso debate que refleja la polarización del país, teniendo considerable apoyo entre los republicanos a nivel nacional, a pesar de la oposición local.

El presidente Donald Trump ha adoptado un enfoque autoritario en su gobierno, proponiendo medidas que han generado preocupación por la erosión de los principios democráticos en Estados Unidos.

Entre sus recientes propuestas se incluye la reinstauración de la pena de muerte para homicidas en Washington, argumentando que sería un “fuerte disuasivo” ante una crisis de criminalidad, a pesar de que las estadísticas oficiales indican que el crimen está en sus niveles más bajos en tres décadas. Esta medida ha provocado un intenso debate que refleja la polarización del país, teniendo considerable apoyo entre los republicanos a nivel nacional, a pesar de la oposición local.

Adicionalmente, Trump ha implementado acciones que refuerzan su control político, como el despliegue de la Guardia Nacional y el intento de destitución de autoridades en desacuerdo con su administración. Estas tácticas han despertado alarma entre los críticos, quienes las interpretan como señales de un gobierno autocrático. También ha extendido su presión a empresas de tecnología y culturales, buscando aumentar su influencia en estos sectores.

El presidente Donald Trump ha adoptado un enfoque autoritario en su gobierno, proponiendo medidas que han generado preocupación por la erosión de los principios democráticos en Estados Unidos.

Entre sus recientes propuestas se incluye la reinstauración de la pena de muerte para homicidas en Washington, argumentando que sería un “fuerte disuasivo” ante una crisis de criminalidad, a pesar de que las estadísticas oficiales indican que el crimen está en sus niveles más bajos en tres décadas. Esta medida ha provocado un intenso debate que refleja la polarización del país, teniendo considerable apoyo entre los republicanos a nivel nacional, a pesar de la oposición local.

Adicionalmente, Trump ha implementado acciones que refuerzan su control político, como el despliegue de la Guardia Nacional y el intento de destitución de autoridades en desacuerdo con su administración. Estas tácticas han despertado alarma entre los críticos, quienes las interpretan como señales de un gobierno autocrático. También ha extendido su presión a empresas de tecnología y culturales, buscando aumentar su influencia en estos sectores.

Las estrategias en curso son parte de su campaña anticipatoria para las elecciones intermedias de 2026, donde busca consolidar su poder frente a la percepción de un aumento en la criminalidad. Sin embargo, activistas y opositores alertan sobre el uso de estas políticas como tácticas divisivas que podrían poner en riesgo la separación de poderes y la democracia en el país.